La doble vida del vizconde by Rose Lowell

La doble vida del vizconde by Rose Lowell

autor:Rose Lowell [Lowell, Rose]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-09-06T00:00:00+00:00


Capítulo 12

j k

Tras dejar a Sarah en su residencia, Marcus se dirigió a Dereham House. Darrell, como heredero de su hermano, había decidido mudarse con Frances a la casa de ciudad del marqués. Dereham nunca pisaba Londres, y la residencia en la que había vivido Darrell soltero resultaba un poco pequeña para una pareja recién casada, además de que, según Dereham, no tenía sentido mantener otra casa cuando esta estaba vacía.

Marcus siguió al mayordomo hacia donde suponía que se encontraban Frances y Celia. Tras ser anunciado, se detuvo con brusquedad al ver a todas las esposas de sus amigos mirándolo con diferentes expresiones que iban de la hostilidad manifiesta hasta la especulación. Tragando en seco, dio un paso hacia atrás, dispuesto a disculparse y largarse cuanto antes de aquella sala que más parecía un tribunal de la inquisición española. Antes de poder abrir la boca, su talón se topó con algo tras él. Se giró confuso para contemplar a los esposos de las inquisidoras formando una barrera que le impedía la fuga. Marcus enarcó una ceja, molesto. Las expresiones de los caballeros estaban lejos de ser hostiles, más bien, rebosaban de diversión.

—Me gustará escuchar tus explicaciones, Millard —⁠murmuró ladino Gabriel.

Marcus, tras lanzarles una venenosa mirada, compuso su mejor sonrisa y se dirigió hacia el tribunal. Tras los saludos, Frances le indicó que tomase asiento. Marcus miró en derredor. Los caballeros estaban esparcidos por la habitación, mientras que el único que, por lo que parecía, tenía la obligación de sentarse era él… en la única silla vacía frente al corrillo de damas.

Frances fue la primera en tomar la palabra. Tras ofrecerle un té, que Marcus aceptó, enarcó una ceja mientras preguntaba.

—¿Y bien?

Marcus tomó un sorbo de la bebida intentando ganar tiempo. Por el amor de Dios, tampoco tenía por qué estar tan aterrorizado por un grupo de damas… ¿o sí? Suspiró mientras recordaba los líos en los que habían metido a Darrell ese mismo grupo de damas. Tal vez sí resultase sensato mostrar un poco de pavor… o mucho, para el caso.

No, no debía mostrar miedo o se lo comerían vivo.

—Y bien, ¿qué? —repuso intentando mostrar una tranquilidad que no sentía.

Jenna se colocó las gafas, el gesto no presagiaba nada bueno, y Marcus disimuló una mueca.

—Has trabajado con Darrell el tiempo suficiente como para convertiros en amigos, del mismo modo que cuentas con nuestra amistad —⁠comenzó la marquesa de Clydesdale⁠—. Has participado en las suficientes charadas, —⁠su mirada se posó en Justin al decirlo y este tuvo el buen sentido de bajar la mirada⁠—, como para saber que los engaños no conducen a nada bueno. Te lo preguntaré una vez: ¿por qué le has tendido esa trampa a Sarah?

Marcus carraspeó. Entendía la preocupación de las damas por Sarah, pero era su vida privada, aunque si fuese tan privado no hubiera solicitado la ayuda de sus amigos sabiendo cuál sería el precio a pagar con sus esposas.

—Pretendo casarme con ella —⁠ofreció.

Frances rodó los ojos con exasperación.

—Eso lo teníamos claro desde el momento en que provocaste que os sorprendieran.



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